Sociedad
Huevos de Pascua: la dulce tradición que une historia, simbolismo y gastronomía
Con la llegada de Semana Santa, los huevos de chocolate se convierten en protagonistas. Pero, ¿cuál es el origen de esta costumbre y por qué el chocolate se impuso como símbolo de la celebración? Un recorrido por su evolución, desde rituales ancestrales hasta las últimas tendencias en repostería.
La tradición de regalar huevos durante la Pascua tiene raíces profundas que se remontan a civilizaciones antiguas. Para muchas culturas, el huevo representaba fertilidad, renacimiento y el ciclo de la vida. Los nórdicos, por ejemplo, honraban a Ostara, diosa de la primavera, asociando el huevo y la liebre con la llegada de la nueva estación.
Con el tiempo, el cristianismo adoptó este símbolo, vinculándolo con la Resurrección de Cristo. En la Edad Media, en Europa, se popularizó la costumbre de decorar huevos de gallina y regalarlos como bendición. Sin embargo, fue en el siglo XIX cuando el chocolate revolucionó esta tradición.
Francia y Alemania fueron pioneras en elaborar huevos de chocolate sólido, aunque su producción era compleja. La innovación llegó con John Cadbury, quien desarrolló una técnica para separar la manteca de cacao, permitiendo crear chocolates más moldeables. Así, el huevo de Pascua de chocolate se convirtió en un ícono global.
¿Cómo elegir el mejor chocolate para Pascuas?
Hoy, el mercado ofrece una amplia variedad de opciones, desde chocolates premium hasta versiones más accesibles. Martín Scala, asesor técnico de Puratos, explica que existen dos tipos principales:
Coberturas puras: elaboradas con pasta y manteca de cacao, ideales para repostería fina.
Baños de repostería: contienen cacao en polvo y grasas vegetales, más económicos pero menos intensos en sabor.
En Argentina, el chocolate belga sigue liderando en calidad, gracias a su proceso de conchado prolongado, que garantiza una textura suave y aromas equilibrados. Las tendencias actuales incluyen:
Huevos gigantes (más de 1 kg), como piezas de lujo.
Formatos pequeños (50 a 150 g), los más vendidos por su practicidad.
Sabores innovadores: desde el clásico chocolate con leche hasta versiones semiamargas con frutos secos o especias.
El arte de catar chocolate: claves para una experiencia gourmet
Degustar chocolate va más allá del simple placer dulce. Hernando Álvarez, experto de Puratos, detalla cómo apreciarlo como un sommelier:
Oír y tocar: Un buen chocolate suena "seco" al partirse.
Observar: Debe tener brillo uniforme y superficie lisa.
Oler: Notas a frutos secos, caramelo o cacao puro revelan su calidad.
Saborear: Dejar que se funda en la boca para captar sus matices.
Disfrutar: Cada variedad cuenta una historia según su origen.